GLOSARIO
Macchia.- mancha.
Antítesis.-
Oposición o contrariedad de dos juicios o afirmaciones.
Nonchalance.-
indiferencia.
Statu
nascendi.- estado naciente.
LA INDEPENDIZACIÓN DE LOS CONTENIDOS FORMALES
Para Ruskin el arte más noble es el que consigue
la fusión exacta del valor abstracto con la capacidad
imitativa de las formas y los colores. La composición más digna, está al
servicio de la expresión de los hechos más dignos; sin embargo, el
ser humano no puede unir las
dos perfecciones; o bien sigue los
hechos y descuida la composición , o se dedica a la composición y se deslinda de los hechos. Al menos es la
divinidad quien lo quiere así, el mejor arte no es siempre deseado.
Para Delacroix, el placer que proporciona un
cuadro es completamente diferente
del que proporciona una obra literaria. Existe un tipo de emoción que es propio de la pintura, esta impresión se produce por
un determinado ordenamiento de los colores, de la luz y de la sombra, esto es lo que podría llamarse la música
del cuadro.
Vittorio considera que si la pintura tiene que representar una idea, ésta
tendrá que remitirse a una idea pictórica,
ésta es la mancha de color, es decir, la macchia, esta mancha de color es la que
impresiona al espectador, y esta
es la razón por la que los esbozos son superiores a la
realización. Esta mancha pertenece
completamente al artista, lo bello que aspira a conseguir, es su idea, la parte subjetiva del cuadro; la
realización es en cambio la parte objetiva, el tema que impone su valor y
reclama su derecho.
Para Hoffmann , en el arte moderno, los medios
artísticos adquieren aquí y allá una existencia propia, independientemente del
propósito del tema; la finalidad y el tema se convierten únicamente en un
pretexto. La subjetivación del vocabulario pictórico permite la posibilidad de
otorgar vida propia a los medios artísticos, dicho proceso inicia en el
Renacimiento.
La pintura es el arte romántico por excelencia
para Hegel, debido a sus subjetividad, el pintor, trata los colores de modo que
a través de ellos se muestra un juego de luces sin objeto, para sí mismo. En
esta idea se muestra una
independización de los medios artísticos en relación con el color, artistas
como Constable, Turner, Goya, Delacroix, los impresionistas son claros ejemplos
de personalidades que se mueven en el campo del color.
El artista debe ajustar sus medios expresivos al
objeto, pero practicando al mismo tiempo su dominio formal sobre los hechos,
esto mediante la sujeción y filtración de la realidad. Para Schiller, el objeto
está libremente representado, cuando la naturaleza de lo representado no ha
sufrido en absoluto la naturaleza del representado. Ante esta idea, la
antítesis , es el estilo.
El estilo es la mas grande independencia de la
representación respecto de todas las precisiones subjetivas y todas las
objetivamente ocasionales. Para el siglo XIX hay una independización de los contenidos formales y hay un
inicio hacia el ámbito de la
“simple imitación”. Para Maurice Denis antes de representar una anécdota, un cuadro es una superficie cubierta de
colores, que responden a un determinado orden (1890).
El idealismo estético, según Hoffmann, ha impulsado en
la teoría, pero no en la práctica artística, la independencia de los contenidos
formales.
SIGNOS ARTIFICIALES
Para Moses Mendelssohn la pintura trabaja con
signos naturales, quien expresa una emoción mediante sus correspondientes
tonos, gestos y movimientos, está haciendo uso de estos signos. Por otro lado
encontramos los signos arbitrarios aquellos que en virtud de su naturaleza no
tienen nada en común con la cosa
designada, pero que sin embargo han sido adoptados arbitrariamente para ello.
La poesía se manifiesta a través de signos artificiales, arbitrariamente
elegidos, mientras que la pintura y la escultura lo hacen a través de signos
naturales.
El espectador debe situarse a determinada
distancia con respecto a la obra si es que quiere participar en la ilusión, si
se acerca demasiado al cuadro, entonces todo se confunde, se aplana y
desaparece, en lugar de objetos el ojo ve únicamente pinceladas; el cuadro produce el efecto de un
cúmulo de colores groseramente aplicados. Si uno se aleja, vuelve a producirse la ilusión óptica.
En
los confused modes of execution de
Ruskin considera que aunque el
aflojamiento de la forma no se
legitima hasta bien entrado el
siglo XIX, al dar cuenta de que tiene
que transigir a las manifestaciones variables y desordenadas del mundo aparente para retener su plenitud vital, aunque se encuentra más ligado a este
mundo concreto y empírico de los
hechos que las invenciones idealistas de los partidarios del rigor formal, es
precisamente este aflojamiento el sustrato de la tendencia que llega finalmente
a situar la mancha por encima de los
contenidos objetivos, esto es gracias al ojo
inocente de los naturalistas.
LOS IMPRESIONISTAS
A mediados del siglo XIX, los
prerrafaelistas ingleses dentro de la corriente naturalista pretenden registrar
la realidad existente en toda su heterogénea multiplicidad. Así mismo artistas
como Corot o Turner, abrieron nuevos ámbitos a la apropiación atmosférica de la
realidad, asó como al abbozare de la pincelada, también se debe tomar en cuenta
la técnica de la acuarela.
Posteriormente la pintura de los impresionistas
no se basa en ningún programa convenido y en ningún estética lo que los
convirtió en precursores fue la
provisionalidad de su pincelada.
Los realistas se defienden contra la fantasía,
la poesía y la imaginación,
consideran que el artista tiene que expresar la verdad sin restricciones ni encubrimientos, debe ser
contemporáneo, no sacar los temas
de sus cuadros de ningún tiempo pasado,
sino de su propia actualidad; puede representar cualquier objeto, pues
todos son igualmente dignos. Esta
idea se contrapone con la idea de los impresionistas, ellos no se proponen reproducir de la materialidad dura y palpable del mundo físico lo que
les comunica de ella su experiencia procedente de la costumbre; pretende
traspasar al lienzo únicamente lo que se precipita en el acto visual
espontáneo, no guiado por ningún
conocimiento. Ellos intentan plasmar una impresión, es decir, una imagen
primordial y original de la máxima inocencia e inmediatez posible. Los
impresionistas rechazan las
convenciones visuales. El ritmo establecido por las pinceladas de trazo breve
trata ciertamente de reproducir un máximo de plenitud de impresión , capaz de
fascinar la vista.
Una de las facetas del impresionismo es la
transfiguradora, por un lado trataron
de acercarse lo más posible al mundo aparente, l color se convierte en
el portador de luz que no describe
las cosas, sino que realiza su evocación cromática. Por otra parte se neutraliza la tensión existente hasta
entonces entre las formas provisionales y las formas acabadas y se presenta lo
esbozado como algo definitivo.
Lo irregular es el lema que vincula históricamente la representación
pictórica impresionista con una tradición que tiene sus raíces en las formas
confusas. Renoir se remite a la irregularidad en nombre de la vida y la
espontaneidad.
Para Goethe, el artista mantiene una relación
doble con la naturaleza: es su señor y su esclavo al mismo tiempo, es su
esclavo porque tiene que actuar con medios terrenales para poder ser entendido;
pero es su señor porque somete estos medios terrenales a sus intenciones más
elevadas y los pone a sus servicio.
LOS CUATRO “PATRES” DEL SIGLO XX
Georges Seurat
Seurat sistematizó y racionalizó la técnica de
la coma y la virgulilla, con esto el cuadro ya no balbucea su inmediatez sino
que habla un lenguaje retenido y realzado. El neoimpresionismo queda acuñado por el nombre se Seurat así
como la técnica del puntillismo que permite la representación de una movilidad
ligera y ágil mostrando una marca de improvisación y dejando ver impulsos en
una determinada dirección. Sin embargo los puntos no están aplicados de modo casual al lienzo, el
pintor ordena , clarificando e inmortalizando la imagen de la naturaleza.
Hoffmann
considera que si la malla cromática
impresionista resulta apropiada para la evocación de una dinámica de
acción, la neoimpresionista, carente de todo entretejimiento, lineal, está
predestinada para dar la idea de un ser inmutable e inactivo. La fugacidad del trazo
impresionista pretendía sugerir la
imagen de un detalle extremadamente afilado en lo espacial y en lo temporal del
mundo perceptible. Al anularla, Seurat retira al mundo su carácter perecedero y
transitorio- por eso aparecen sus figuras como petrificadas y encantadas, al
igual que en los cuentos.
La pintura de Seurat deja a cargo del observador
el hecho de volver a referir a lo figurativo, desde una determinada distancia y
con ayuda de la mezcla óptica, los puntos de color puros y sin mezclar. Con su
tejido de puntos de colores el artista, se acerco a los criterios de estilo,
claridad, determinación y sencillez, logra obtener campos de color homogéneos a
partir de la estrecha sucesión de los puntos de color, y estos campos restituyen
nuevamente su textura a la figura humana y al mundo de los objetos.
El cuadro debe ser más que el registro de una situación
momentánea. Seurat lo lleva a la cúspide de una pirámide creativa cuya base se
encuentra sustentada por innumerables esbozos y estudios preliminares, entre
ellos algunos anteriores al motivo al aire libre. Ahí se manifiesta el carácter
clásico de su proceso formal.
En las líneas no sólo está arraigada la
estructura formal, sino también el contenido espiritual del cuadro. Blane se
remite a tres figuras lineales básicas:





La primera expresa alegría, inconstancia y gozo,
la segunda expresa calma, equilibrio y sabiduría, y la tercera expresa tristeza, meditación y orgullo.
Paul Gauguin.
Paul Gauguin también buscó al mismo tiempo caminos para superar el contenido visible de la realidad y
expresar con la línea y el color realidades internas, invisibles, a veces
también especulativas.
Lo que estos siglos han oprimido, el quiere
liberarlo de nuevo: la impetuosidad original del artista, el instinto, la fuerza imaginativa,
para el artista, lo noble es sencillo,
y las mayores habilidades del pincel sólo pueden dañar la fuerza
imaginativa de una obra, porque hacen recordar la materia.
Gauguin, decidido por la formalización y
dispuesto a sacrificarlo todo por
el estilo, su lenguaje formal queda marcado por la línea de fluidez continua.
Alude al impulso anticivilizatorio: dicha superación se origina en el rechazo
no sólo de la sociedad materialista europea, sino también de las formas
artísticas con las que ésta decora sus reivindicaciones de superioridad
espiritual y política.
Lo que el artista quiere es volver a reconciliar
la vida con el arte, devolver a ambos el poder original de la consumación del
instinto, es decir, liberar al arte de su cautiverio en los sistemas dogmáticos
de las escuelas, las academias y las mediocridades, y devolverle la dignidad de
un acto creativo elemental.
Se
pone en manifiesto de manera inequívoca la determinación de desprender
el lenguaje artístico culto, de dejar la sintaxis complicada y volver a la
sencilla. El realce del contorno corresponde a la renuncia del modelado y del
dibujo interior en pequeñas partes. Los cuerpos se aplanan en la medida en que
aumenta su colorido intensivo. La superficie tierna y centelleante cede a la
monocromía de los colores. Lo que el cuadro pierde en profundidad espacial,
lo gana en armonía superficial,
deja de ser un detalle de la realidad para transformarse en un parábola, en la
correspondencia expresiva de un pensamiento.
El observador tiene que reconocer que esta
concepción pictórica cierra las puertas a las medidas tomadas del mundo
empírico. Aurier parafrasea a Schopenhauer , cuando dice que cada objeto de
la naturaleza significa una idea. Gauguin considera
que en las academias no se puede construir una naturaleza, un corazón, un
entendimiento. Para Schopenhauer, el tipo de apariencia externa, dependiente de
las circunstancias es secundario. En todas partes, tanto en lo elevado como en
lo ordinario, está contenido el ser humano, ningún individuo ni ninguna acción pueden carecer de
significado: en cada uno y a través de todos se revela más y más la Idea de la
Humanidad. Por eso no puede excluirse absolutamente de la pintura ningún
fenómeno de la vida humana.
Gauguin, al negarse a copiar la naturaleza
exterior, cree poder tomar
posesión de sus fuerzas internas. Para Schopenhauer, que concibe las fuerzas
indefinibles de la naturaleza como materializaciones del ser interior de las
apariencias de dicha naturaleza,
justifica por entero al artista que se propone descubrir esta zona
esencial: porque no actúa arbitrariamente, sino con inteligencia,
con entendimiento. Esto se debe a que el artista y el conocedor son el
sí mismo de la naturaleza, la
voluntad que se objetiva. Lo nuevo es más bien que se acople con el
derecho al distanciamiento del
natural y con la imitación de la naturaleza. Ningún individuo ni ninguna acción
pueden carecer de significado.
Según Hoffmann, el observador puede actuar del
mismo modo que el artista creador: se le invita a dejarse ir por el mundo de los sueños y a confiar en el
inconsciente.
Vincent Van Gogh
Dado que toda realidad es signo, es portadora de significados y
alusiones de lo que está más allá y detrás de las cosas – la vida, los
sentimientos, lo recóndito- , en el fondo resulta igualmente válido el tema que
representa el artista a condición de que sea auténtico y sienta que la
naturaleza te habla, le devuelve su propio estímulo.
El pintor de Los
comedores de patatas y de la naturaleza muerta de los zapatos viejos y
usados, sirven como inspiración para uno de los verso de Goethe, lo cierto es
que el tiene presente es el realismo rítmicamente animado, que no se detiene en
la enumeración de los detalles. “Él
puede entrar en el taller de un zapatero, o en un establo, puede mirar la cara de su amada, sus botas,
o la antigüedad y en todas partes siente vibraciones sagradas y sonidos suaves,
con los que la naturaleza armoniza los objetos. A cada paso se le abre el mundo
mágico que rodeó intima y continuamente a aquellos grandes artistas”.
Van Gogh experimenta las cosas con tanta
intensidad que acaba dudando de la importancia del arte, entonces entra en un
sendero vivencial que le conduce
del arte a la vida, que desconfía del placer desinteresado,
estéticamente tutelado y que
prefiere la plenitud impotente de la realidad a su realización
artística.
Para el artista el arte es la esencia de la
vida, de el se extraen dos impulsos
antiestéticos importantes, uno concierne a los contenidos
objetivos, y el otro a los
contenidos formales. Cuando a Van Gogh le pidieron en 1884 que pintara una Ultima cena para una granja, eludió el
encargo diciendo que sería más adecuado narrar con imágenes la vida en la casa
de campo.
En esta
renuncia a la imaginación se encuentra algo de las tesis realistas de
Courbet – el artista solo puede pintar lo que ve- pero al mismo tiempo puede
reconocerse el propósito de una apropiación de la realidad, religiosamente
intensificada y que llega a conexiones simbólicas. Van Gogh, se niega a aceptar
los temas pictóricos tradicionales, petrificados en fórmulas, o bien les da nuevas y provocadoras
formulaciones, como por ejemplo en la naturaleza muerta de los zapatos usados.
Solo hay un paso de lo banal y cotidiano del
mundo empírico en abigarrada mezcla a lo fabuloso, maravilloso y absurdo. Van
Gogh se cierra desde el principio al reglamento lingüístico convencional,
emitido por las academias, nuevamente surge el ideal de originalidad en
rebelión contra la tradición oficialmente establecida, y se siente decidido a echar por la
borda las últimas adquisiciones del arte pictórico y a empezar de nuevo. El
artista no aboga por el estilo, sino por una transmisión directa, casi no artística, en contraposición a la
retórica pulida de los académicos. Su ímpetu por la exageración le aleja
también de la técnica calculada y meditada de Seurat: aprecia al “colorista
original”, pero rechaza el sistema, el dogma universal.
Para van Gogh el distanciamiento del natural no significa una
inmovilidad serena y extensa, sino
el desarrollo de fuerzas
explosivas en el espacio – no comparable al icono, sino más bien a la caricatura. No utiliza la línea
moderadamente, sino que la dota de una violencia volcánica, además quiere
dibujar con el pincel ancho y vigoroso y llega de este modo a una síntesis de
color y línea: a un resplandor
cromático linealmente dirigido y a una vibración que late en todo el cuerpo
pictórico.
Los paisajes de Van Gogh parecen revueltos y
agitados por sacudidas, los objetos de
sus naturalezas muertas reflejan vivencias humanas, dolo y éxtasis. Y
sus retratos caracterizan al individuo único y también al tipo que se ha formado a partir de muchos individuos .
Todos tienen en común los golpes
arrebatados de la pincelada. En Van Gogh todo es movimiento concebido en
conflictos espaciales y gestuales. Los abismos espaciales de sus paisajes e
interiores muestran súbitos cercenamientos.
En su obra no puede detenerse en la descripción
de las cosas; opera
sugestivamente, no descriptivamente, el intentó en su fase realista liberar al
contenido formal de sus obligaciones con la descripción material, y de declarar su
emancipación. El descubrimiento del poder propio del color puede ir aún más
allá y dejar que el contenido objetivo se disuelva completamente en el
contenido formal.
Pero la historia de la vida del artista empezó
pronto a competir con la
aportación de su arte. Surgió un mito, el pintor se convirtió en un mártir , en
el que se sentían representados
todos aquellos a los que el ambiente no había respondido con la resonancia esperada. Al mismo
tiempo, su obra y la tragedia de
su vida se utilizaron como prueba de que las obras de arte surgen de conmociones, no de programas determinados, y de que el contenido anímico tiene que
someterse al contenido formal. Brevemente que con la conmoción psíquica que
brota del inconsciente puede justificarse cualquier resultado.
Paul Cezanne.
Cezanne fue testigo
del nacimiento del impresionismo, afirma que quiso hacer algo que fuera tan
sólido y duradero como el arte de
los museos.
A lo largo de su obra se rehúsa
decididamente a evitar la realidad buscando refugios en mundos abstractos de
fantasía o revalorar su pintura mediante especulaciones literarias e ideológicas. Necesita el motivo, el encuentro continuo con los
fenómenos naturales. El artista afirma ser realista pero en el sentido de la
gran tradición, el despierta el heroísmo de la realidad a una configuración
poderosa. La textura de su obra presenta una uniformidad absoluta y no deja de
ver los acontecimientos intrapictóricos.
La obra del artista muestra diferencia incluso con el impresionismo de otros artistas en tanto que
presenta un mayor grado de solidez
de la estructura superficial: no posee el apresuramiento centelleante de las
comas y las virgulillas. Cézanne se guarda de refundir caóticas impresiones
sensoriales en las fórmulas de uso de los clasicistas- se mantiene tenazmente
en la determinación de articular el orden pictórico a partir de las impresiones
naturales, pero sin interpretar el
proceso creativo en beneficio de algún acabado mecánico.
Los cuadros impresionistas de Cézanne lo son en
la microestructura del tejido pictórico, en el colorido luminoso de la paleta
(en la que se excluye el negro), en la renuncia a la sombra y al modelado
corporal tradicional, que quiebra la unión de la superficie, su pincelada hace
sentir su ausencia de lo espiritual,
no habla con alusiones audaces y aforísticas, le falta lo tierno, la
aplicación despreocupada de la capa de pintura en encontramos en Monet, carece
de la improvisación vista como un juego, la mano pensativa retarda el ritmo de
la aplicación de color, las pinceladas se ensanchan y alargan, su propio
poder prefigurativo – su contenido
formal – se acentúa, se yuxtaponen homogéneamente. No son reflejos de sugerencias espontáneas dictadas por
una impresión fugitiva, sino que provienen de una reflexión constructiva, confieren al fenómeno un carácter de lo
uniforme y lo indiferente. El cuadro
adquiere una mayor consistencia tectónica, consolida su propio poder y
llega al ojo del observador como una estructura compacta de colores.
En la
obra de Cézanne encontramos dos ideas opuestas: la primera es el hecho de
entregarse involuntariamente al mundo aparente y el de penetrar en el
estructurándolo.
El primer estadio de un cuadro es el tipo
prefigurativo, los contenidos formales aún no están entrelazados con contenidos objetivos. Cézanne
describe este proceso como un
dejar que suceda, como un “acaecer”, no como un “hacer”. El artista
afirma lo siguiente: “… pero si me sobreviene la más mínima debilidad, sobretodo si pienso mientras estoy
pintando, si me entrometo entonces,
todo se viene abajo y se echa a perder”, más adelante afirma lo
siguiente: “Quizás estoy diciendo tonterías, pero a mí me parece como si yo
fuera la conciencia subjetiva de este lienzo y mi lienzo la consciencia
objetiva.
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